El discurso neoliberal y los servicios sociales

Al igual que la salud, la educación o las pensiones, los servicios sociales, también, están seriamente amenazados por la estrategia neoliberal que trata de justificar intervenciones en su diseño, estructura, gestión y planificación. 
(PACO RODA)

No es una novedad que los algunos sistemas públicos de protección estén siendo semicolonizados por la lógica del mercado. Hace tiempo que la ciudadanía, influida por un discurso muy insistente en los medios liberales, ha sucumbido a la inevitable estrategia del mercado dada, dicen, la ineficacia de los modelos públicos, sobrecargados de funcionariado y con altas dosis de inviabilidad financiera. Todo ello para justificar la irrefutable eficacia y eficiencia de los modelos privados de gestión, libres de obstáculos administrativos y con una mayor agilidad operativa, aunque la práctica demuestre la falsedad empírica de estas argumentaciones. 

No es nuevo tampoco que parte del Estado de Bienestar haya adelgazado (en el caso español nunca ha tenido ni peso ni sobrepeso) o haya cedido ante el empuje de las estrategias neoliberales. Así por ejemplo, el sistema de salud público ha sido degradado en la Cataluña del tripartito de izquierdas, dejando gran parte de su estructura directa e indirecta en manos privadas muy ligadas al nacionalismo puyolista durante los años de su mandato. Se están implantado estrategias privatizadoras de alto voltaje en la estructura sanitaria y educativa con gravísimas repercusiones para la ciudadanía. 

Pues bien, en materia de Servicios Sociales, las previsiones son similares ya que se trata de un campo de intervención público escasamente definido, muy poco o nada empoderado políticamente y de escasa relevancia en la agenda pública dado su carácter sectorial (para pobres y marginados). No obstante, las mayores incursiones del mercado en este ámbito han tenido que ver con la gestión de servicios residenciales para la Tercera Edad, uno de los grupos de beneficiarios de los servicios sociales con más poder adquisitivo al confluir en él un gran número de prestaciones de carácter finalista (pensiones) que aseguran una cierta viabilidad financiera. 

La estrategia neoliberal en materia de servicios sociales afecta, no solo a la gestión o la financiación de los mismos, objeto de otros análisis, sino también a la concepción de los mismos, al ideario, a la práctica profesional y a las estrategias de inserción social, económica y laboral de los clientes que acuden a este sistema, aspectos éstos de gran trascendencia ya que significan el qué hacer, cómo hacer y en qué contexto operativizar el objetivo de este sistema que no es otro que la protección y el apoyo a aquella parte de la ciudadanía con menos recursos personales, económicos o sociales. 

El discurso político en materia de servicios sociales sostiene que el individuo es dueño de su destino, y quien nada tiene ni nadie es, debe mejorar sus habilidades personales para promover su propia capacidad de autonomía. De no hacerlo así, la culpabilidad y responsabilidad de su exclusión-autoexclusión recaerá sobre él mismo. Este imaginario ideológico repercute directamente en la concepción política de los procesos sociales, especialmente de aquellos más segmentalizados o periféricos. Así se naturalizan los procesos de desestructuración social, económica y laboral. Es decir, el neoliberalismo considera que la población está sometida a vaivenes de fuerza cuyo eje se encuentra lejos de la responsabilidad del mercado, de las estructuras, de las leyes, las dinámicas sociales o los dispositivos de renta y distribución de la misma. El neoliberalismo considera al conjunto de la población, especialmente aquella que más padece procesos de precarización y exclusión endémica, como un agregado de dinámicas que gestionar desde la perspectiva de la naturalidad e inevitabilidad de dichos procesos de exclusión. La población se reconvierte en un objeto a regular, no en un sujeto al que atender y considerar en su sistémica existencia. Esta perspectiva naturalizadora convierte las desigualdades y las segregaciones sociales en algo natural e inevitable sancionando así la responsabilidad individual como única estrategia de salvación. 

El neoliberalismo social trata de reducir al mínimo la intervención del Estado y de las estrategias públicas en el contexto de la dinámica mercantil. Pero ello no implica que no intervenga; sí que lo hace, y tanto que lo hace.

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