Clínicas Sociales autogestionadas en Grecia: Clínica Comunitaria Metropolitana de Hellenikó

Entrada de la clínica15MBarcelonainternacional nos narra su visita a la Clínica Comunitaria Metropolitana de Hellenikó en Atenas, donde el año pasado atendieron más de 1000 casos pero ahora mismo se atiende la misma cantidad de casos en un solo mes. Nadie gana dinero ni se acepta como donativo, en general. Lo que sí aceptan es medicinas y material médico. Doctores retirados donaron sus equipos personales y han conseguido alguna maquinaria, como un electrocardiógrafo, de algunos hospitales y centros de salud que renovaban material. 


Una de las cosas de las que habíamos oído hablar mucho y todavía no habíamos visto eran las clínicas autogestionadas en Grecia. Como ha empezado a suceder ya en el estado español, aquí ya hace tiempo que las personas migrantes sin papeles, incluso aunque hayan nacido aquí, y los parados sin prestación por desempleo no pueden acceder al servicio público de salud ni a medicamentos de forma gratuita. Conviene tener en cuenta que aquí la prestación por desempleo tiene una duración máxima de un año. En total suman más de tres millones de personas sin protección sanitaria, con aproximadamente la misma cantidad en riesgo de perder ese derecho en breve, sobre un total de 11 millones de habitantes del país. A pesar de su importancia y utilidad, no son muy visibles los casos en que la población ha decidido organizarse para ofrecer este servicio a los que ya no disponen de cobertura sanitaria pública.
La primera clínica que visitamos fue la Clínica Comunitaria Metropolitana de Hellenikó en Atenas (link a su blog en inglés). Llegamos con el centro lleno de pacientes y la recepción a pleno rendimiento.
Esta idea fue concebida en 2011 por un médico de un hospital público que fue consciente de la situación a la que se iba a llegar con la reforma sanitaria aplicada por el gobierno griego y pactada con la Troika. Comenzó con un pequeño grupo de médicos y pacientes que consiguieron la cesión, por parte de la municipalidad, de un espacio para el proyecto. El edificio es parte de una antigua base militar americana, ahora en venta y desuso. Actualmente, el proyecto cuenta con 250 voluntarios divididos en varios grupos de trabajo: recepción, administración, comunicación, farmacia y atención sanitaria.
El año pasado atendieron más de 1000 casos pero ahora mismo se atiende la misma cantidad de casos en un solo mes. Nadie gana dinero ni se acepta como donativo, en general. Lo que sí aceptan es medicinas y material médico. Doctores retirados donaron sus equipos personales y han conseguido alguna maquinaria, como un electrocardiógrafo, de algunos hospitales y centros de salud que renovaban material. Como había gente que quería apoyar pero no tenía otra forma de hacerlo que donando dinero, se aceptaron esos donativos sin hacer promoción del donante.
Consulta de CardiologíaEn el centro tratan algunas enfermedades, pero las más complejas (cáncer, enfermedades basculares, etc.) sólo pueden ser detectadas, siendo posible su tratamiento únicamente en centros habilitados para ello. Para proveer de estos tratamientos u intervenciones quirúrgicas se llama a la desobediencia de la normativa por parte de los profesionales en hospitales. Hay algunos que han aceptado facilitar la atención de forma gratuita tanto en el sector público como en el privado y lo hacen de forma habitual.
FarmaciaEn la clínica, a parte de atención básica, se proveen medicamentos gratis (bajo receta). Las enfermedades crónicas, en especial, obligan a mantener un suministro constante que no está al alcance de muchas familias cuyos recursos a menudo ni siquiera alcanzan para alimentarse. También se atiende a 200 familias que reciben ayudas por maternidad con recursos básicos como leche y pañales. Esos recursos provienen de donativos de personas que se han hecho uso de ellos y no han acabado las cajas en su totalidad. Por eso, la clínica necesita un sistema de clasificación de todo lo que les llega, también teniendo en cuenta la fecha de caducidad. En un principio la farmacia se componía de dos estantes. En este momento dispone de la habitación más grande de todo el edificio, y aún parece que se les queda pequeña.
Para ejercer presión y que los centros se hagan cargo de los casos que ellos no pueden llevar, se hacen campañas individuales que consumen la energía del colectivo y obtienen pequeños resultados. No obstante, estas campañas tienen también como objetivo la conscienciación sobre la insostenibilidad social del actual sistema sanitario. Otra iniciativa consiste en evitar que corten la luz, aunque no la puedan pagar, a los pacientes que dependen de una máquina doméstica para su supervivencia. Un mensaje que emiten claramente en todas esas campañas es que la clínica autogestionada no debería existir, sino que debería ser la administración la que ofreciese sanidad pública, gratuita y universal.
Es en este punto donde chocan con la municipalidad. La autoridad local, además de ceder el espacio, les brinda el acceso a los suministros de agua y electricidad, pero esto tiene una contrapartida: amenazan con cortar esos suministros si difunden el proyecto y hacen campañas con trasfondo político. Es conveniente para el municipio tener un servicio como el que ofrece la clínica, ya que eso evita gastos al erario público y cubre una necesidad básica creciente que, de no cubrirse, podría dar pie a un conflicto social. La gente sabe que aunque hayan sido expulsados del sistema sanitario, tienen donde recurrir. Aún así, han difundido 10 casos de muertes por cáncer tratable debido a la falta de recursos económicos y reportan que muchas personas que acuden prefieren morir antes que contraer una deuda impagable que las familias heredarán.
Ese tipo de campañas que desenmascaran las injusticias que se producen a diario, son las que la municipalidad no tolera. Como toque de atención, la policía se presentó una mañana en esta clínica y en otra de Médicos del Mundo, con una orden de registro alegando que allí se traficaba con sustancias estupefacientes. La fuente de tal sospecha era una denuncia de una persona que de momento permanece en el anonimato. De momento no hubo más consecuencias que una mañana de trabajo perdida. Sin embargo, Médicos del Mundo van a denunciar los hechos y la Clínica de Hellenikó se plantea sumarse a la demanda.
Almacén de leche neonatalEsto plantea un problema: La clínica no tiene forma de organización legal y eso les hace vulnerables. Además, la antigua base entera está en venta y no saben hasta cuando van a poder seguir con su actividad allí. En un principio no tenían problema con la situación porque veían la clínica como una solución temporal, pero todo va a peor: el desempleo crece y pronto van a dejar de existir los centros públicos de tratamiento psicológico, con lo que las necesidades a cubrir van a ampliarse tanto en especialidades como en número de pacientes. Mientras, el índice de suicidios también está en aumento. Y hay enfermedades que se consideraban extintas y han vuelto a brotar.
La presión de la administración pública también se ejerce en los hospitales, de forma que controlan los ingresos y gastos amenazando a sus trabajadores con despidos masivos en caso de que el hospital no sea rentable. Eso lleva a situaciones totalmente surreales: en algunos hospitales han incluso retenido recién nacidos hasta que la familia ha abonado el coste de la intervención por maternidad (unos 600 euros en caso de no necesitar cesárea y el doble en caso de precisarla). También ha hecho que los trabajadores de esos hospitales sean más reacios a desobedecer y realizar intervenciones de forma gratuita.
En los próximos días nos dirigiremos a Volos, allí existe otra clínica autogestionada con un enfoque distinto además de proyectos de economía alternativa.

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