Un cambio de época en cuatro actos

De mayo en mayo, el colapso del régimen abre una nueva época.
Aquí hay un imaginario colectivo que lo que está diciendo es que estamos ante un cambio de época y que ese cambio de época ya no lo van a protagonizar ellos, sino que lo vamos a protagonizar nosotros”
Martín Cúneo en Diagonal Panorama



Tres días antes de la última noche de Halloween, el presidente de la patronal eléctrica, Eduardo Montes, declaraba estar “aterrado” por la propuesta de Podemos de que la población pague la factura de la luz en función de su poder adquisitivo. Sea por la cercanía de la noche de los muertos o por la filtración del último sondeo del CIS, que sitúa a la formación de Pablo Iglesias en primer lugar en intención directa de voto, el miedo parecía extenderse entre “la casta”.
Un día antes de la Noche del Diablo, el banco británico Barclays situaba entre las principales amenazas para la economía el crecimiento de este “partido ultraizquierdista”. Pero no fue necesario que llegara la temida encuesta del CIS. Alimentada por lo que se ha bautizado como el “octubre negro”, con una media de cinco imputaciones diarias, una encuesta de Metroscopiacolocaba a Podemos como primera fuerza política. Si en la encuesta de El País, Pablo Iglesias figuraba como segundo líder político más conocido por los españoles y el único valorado positivamente, la encuesta de CIS no consideraba al líder de Podemos como una figura por la que merezca la pena preguntar.
“Cambio de época”, “momento histórico”, “aceleración de la historia”, han sido algunas de las fórmulas utilizadas para explicar qué ha pasado en los últimos años. Una historia en la que los movimientos sociales han jugado y deberán jugar un papel clave, según todos los entrevistados en este reportaje, un relato que se escribe en cuatro actos: tres mayos y un noviembre.

Mayo de 2011

El 15 de mayo de 2011 descolocó a buena parte del activismo, asegura a Diagonal el sociólogo y escritor César Rendueles, autor de Sociofobia. “Seguramente se estaban moviendo cosas detrás y no las supimos ver, dinámicas que se remontan a las movilizaciones por la vivienda. El 15M nos pilló a todos con el pie cambiado”, dice. Para este profesor de Trabajo Social, otro elemento que pasó desapercibido fueron los cambios sociológicos que se estaban produciendo por abajo, nada menos que lacreación de una “nueva mayoría social”, que insistía en llamarse a sí misma clase media o clase media baja, “una gran masa de población precarizada, que sigue aferrada a una cosa completamente insostenible para el capitalismo global, que son las promesas de desarrollo, de vida estable, de trabajo seguro”.
La idea de que esa mayoría social debía convertirse en mayoría política “nació en las plazas”, defiende Pablo Carmona, miembro del Observatorio Metropolitano y desde hace pocas semanas portavoz de Ganemos Madrid. “Aquello que aparecía antes del 15M de manera deslavazada, descentralizada, expresada en malestares muy puntuales” adquiere en el 15M, en la toma de las plazas, “un nuevo cuerpo, una nueva mayoría social que se adhiere a los postulados básicos del 15M, que son el reparto del poder político y reparto de la riqueza, al fin y al cabo, democracia y justicia social”.
La idea de que esa mayoría social debía convertirse en mayoría política nació en las plazas del 15M
Desde las plazas, sostiene Carmona, se estaba construyendo algo más que un movimiento de oposición. “Cualquiera podía ver que ahí lo que se estaba viviendo era una asamblea constituyente. En cada rincón de la Puerta del Sol se estaban tocando todos los temas, todos los puntos, se pensaban propuestas, con discusiones sobre la banca, el sistema financiero, el derecho a la vivienda, los servicios públicos de sanidad, la educación, la cuestión de los cuidados, la ecología o los sistemas de consumo”.
Este cambio en el consenso social –en el que el 15M fue “crucial”, según Rendueles– se retroalimentó con la expansión de los nuevos movimientos sociales y las mareas. Gala Pin forma parte del grupo promotor de Guanyem Barcelona y estuvo desde los inicios en la PAH. Esta activista catalana califica a este movimiento social como “el más potente de este país en las últimas décadas”, sobre todo de cara a transformar los límites de lo que se consideraba posible. “Lo que ha conseguido la PAH, miles de desahucios parados, decenas de miles de daciones en pago, todo el mundo decía que era imposible... Toda esta fuerza colectiva que muestra la PAH, de que ‘sí se puede’, está diciendo que somos las personas de a pie las que podemos transformar la situación, de que tenemos mucho más poder del que nos han hecho creer”, añade.
Aunque el debate sobre la formación de un partido que disputara el poder político estaba presente desde los primeros días del 15M, afirma Carmona, la propuesta no prosperó. Para amplios sectores del 15M, dice, “dotarse de una herramienta electoral suponía de algún modo jugar a un juego en el que el protagonismo colectivo se podía perder”.
Ante este “atasco” –en palabras de Carmona– en el corazón del movimiento, primero el Partido X, en diciembre de 2012, y luego Podemos, en enero de 2014, recogieron, al menos en parte, las demandas sociales y democratizadoras del 15M, las PAH y las mareas. También supieron recoger y dar voz a las críticas a “la casta” política y económica. En el caso de Pablo Iglesias, con gran efectividad a la hora de apelar a esa “mayoría social” a través de los grandes medios de comunicación y las redes sociales. Los resultados de las elecciones europeas de mayo de 2014 no sólo fueron una sorpresa para el mundo activista.

Mayo de 2014

En las elecciones europeas de 2009, el PP y el PSOE sumaron el 81% del voto. En las elecciones del 25 de mayo de 2014, juntos apenas alcanzaron el 49%. El bipartidismo parecía herido de muerte. Y Podemos se colocaba como tercera fuerza, con un 8% del voto. Aunque diversos grupos vinculados con los movimientos sociales y el 15M ya estaban trabajando en construir desde abajo candidaturas municipalistas, los resultados de las europeas tuvieron una influencia “innegable”, dice Pablo Carmona.Ada Colau había dejado semanas antes del 25M la portavocía de la PAH para “apoyar y participar en procesos amplios que planteen un cambio real en las formas de hacer política”. Un mes y medio después, el 26 de junio de 2014, presentaba Guanyem Barcelona.
En Madrid, dos días después nacía Ganemos, una iniciativa surgida al calor del Movimiento por la Democracia. La fórmula de los Ganemos no tardó en expandirse a buena parte de la geografía española, adoptando diversas formas: desde auténticas plataformas ciudadanas a marcas blancas de Izquierda Unida.
“Si no hacemos política, la hacen por nosotros”, dice Gala Pin, de Guanyem
“Hemos visto que si no hacemos nosotros la política la hacen ellos por nosotros y sin nosotros”, dice Gala Pin. Para Carmona, la apuesta institucional de amplios sectores de los movimientos se debe a la“incapacidad de encontrar una salida certera para seguir profundizando en la crisis del régimen que los movimientos han expresado y que han abierto”. Y también con una certeza compartida por muchos: “El conjunto de las instituciones puede vivir de manera casi autónoma, de espaldas a las reivindicaciones de la sociedad, sin necesidad de verse permeado, hacer caso o modificar su posición”, dice Carmona.
El caso Bárcenas, el escándalo de los cursos de formación en Andalucía, las corruptelas del clan Pujol, la fiesta de las tarjetas de Caja Madrid y la Operación Púnicaterminaron de hundir a los viejos partidos en las encuestas. Para Pablo Carmona la cosa iba mucho más allá de un simple tema de corrupción: “Todo el mundo entendió que eran comisiones, devolución de favores. Al final, el desvelamiento de la conexión que había entre el sistema financiero y el sistema político –y ese punto es el que causa mayor cabreo– vuelve a mostrar que no estamos en una verdadera democracia y que no sólo valdría con sustituir a la gente deshonesta por gente honesta, sino que hay que construir mecanismos democráticos, de control, de transparencia, de toma de decisiones por el conjunto de la ciudadanía”.
Rafael Mayoral fue una de las ­caras más visibles de la PAH en Madrid. A mediados de octubre ‘ficha­ba’ por Podemos. Para este abogado cualquier partido que quiera ­ganar las siguientes elecciones “no tiene otra opción que cumplir las demandas del movimiento por la vivienda”.
Además de la paralización de los desahucios, la despenalización del uso de viviendas abandonadas o la dación en pago con carácter retroactivo, muchas otras ­demandas del movimiento por la vivienda y las mareas han sido recogidas en las cinco resoluciones más votadas en la Asamblea Sí Se Puede de Podemos. Sin embargo, la concreción de las propuestas en estas resoluciones ha generado críticas en sectores de los movimientos sociales, que han acusado a la nueva formación de descafeinar el discurso e ignorar algunos temas que han sido bandera de las luchas sociales. Uno de ellos es el no pago de la deuda.
Guiomar Morales, de la Plataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD), cuenta a Diagonal que apenas unas semanas antes de la asamblea de Podemos los redactores de la resolución habían mostrado una sintonía total con lo que este colectivo defiende desde 2011: la realización de una auditoría ciudadana para no pagar la deuda ilegítima. “Y entonces salió la resolución de la deuda. Y fue un revulsivo.Lo leíamos y era como si se hubieran ido hacia el centro”, cuenta Morales.
Aunque la resolución incluye una auditoría ciudadana para determinar qué parte de la deuda es ilegítima, del “no debemos, no pagamos”, dice esta activista, se había pasado a la propuesta de reestructuración de la deuda, un término demasiado ambiguo para esta economista. “A un neo­liberal una reestrucuración le puede parecer bien. De hecho, reestructuración es lo que han hecho en Grecia y en las crisis de la deuda en América Latina en los 80 y 90”, dice.
“O los movimientos están ahí para sostener esas medidas o esas medidas no se van a sostener”, dice Mayoral
Más sorpresas se llevaron Nieves Salobral y las decenas de activistas feministas –muchas de ellas históricas del movimiento– cuando descubrieron que la resolución en la que habían participado y que defendía ­la democracia entendida como igualdad entre hombres y mujeres quedaba en el puesto 16, es decir, ­muy lejos de los cinco documentos seleccionados.
“Aún hay poca sensibilización con los problemas de discriminación de las mujeres”, dice a Dia­gonal. Sobre todo cuando la crisis, dice esta formadora y activista feminista, está afectando de una forma especialmente severa a las mujeres, al recaer sobre ellas –que “tienen adjudicados los roles de cuidados”– gran parte de la carga de trabajo extra que los recortes en sanidad, en dependencia, en comedores, han arrojado sobre los hogares. Entre la lista de temas ausentes: los derechos de los migrantes o modelos alternativos de crecimiento que no pasen por el aumento del consumo.
“A día de hoy, todo eso está fuera de la agenda –admite Rafael Mayoral–, no porque nosotros no nos lo planteemos, sino porque el marco político no permite que se discuta; de lo que se trata es precisamente de que haya un marco político en el que se puedan discutir esas cosas y otras cosas más que no has mencionado, que también son importantes”.
Para este activista y miembro de Podemos, un proyecto que apela a las mayorías debe encontrar “un mínimo común múltiplo”. La clave, dice Mayoral, se limita a una pregunta: “¿Hay algunos puntos en común que a fecha de hoy hagan mayoría social y que al mismo tiempo estén planteando la necesidad del fin de este régimen?”. Mayoral cree que sí existen esos puntos: “La construcción de una democracia que tenga como objetivo el cumplimiento de la totalidad de la declaración de los derechos humanos.Algo que actualmente es imposible con el régimen existente en este país”.
Algunas críticas desde los movimientos a las nuevas candidaturas no son enmiendas parciales, sino a la totalidad. Así lo explicaba el escritor y profesor Carlos Taibo enuna entrevista realizada a mediados de octubre: “Creo que quienes piensen que esas iniciativas son nuevas y novedosas se están equivocando. Ya hemos tenido la oportunidad de palpar hasta dónde permitían llegar. En cualquier caso, me parece que uno tiene que marcar las distancias con respecto a proyectos que tienen un cariz marcadamente socialdemócrata, que son aberrantemente cortoplacistas y que no discuten la lógica de fondo del capitalismo. Promueven una discusión interesante y legítima en lo que respecta al régimen, al bipartidismo, a la corrupción… Pero no abordan lo que entiendo que debe plantearse en ­relación con el sistema que está en la trastienda de ese régimen”.
Rendueles condiciona el alcance de los cambios al empuje de la sociedad organizada. “Las cosas han degenerado tanto que la mera normalidad, las cosas más moderadas tienen un poder subversivo. Y creo que eso es peligroso, corremos el riesgo de que parezca que el keynesianismo pequeñoburgués sea nuestro nuevo horizonte de lucha. Necesitamos construir movimientos sociales muy activos y muy potentes que lleven estos horizontes más allá, que realmente nos permitan aspirar a más”.

Mayo de 2015

El documento político aprobado en el congreso de Podemos a finales de octubre clarificaba su estrategia ante las municipales y autonómicas de mayo de 2015. En las municipales no habrá papeletas de Podemos. “Con que en dos o tres de esos 8.177 municipios hubiese actuaciones impropias (…) la mayoría de los medios de comunicación se encargaría de convertirlos en iconos de la ‘marca Podemos’”, explican en el documento. Donde haya iniciativas ciudadanas “que se inscriben en la misma brecha que Podemos” tendrán todo el apoyo logístico y mediático del partido. Donde no las haya, Podemos impulsará agrupaciones de electores. Aunque no se utilicen sus rasgos corporativas, Podemos aportará candidatos a estas plataformas ciudadanas –el caso de Juan Carlos Monedero para Madrid es el más conocido–, que serán elegidos en primarias abiertas. Sin embargo, no apoyarán las candidaturas “de la vieja política” ni las “sopas de siglas”, se llamen como se llamen.
En el ámbito autonómico, Podemos plantea las elecciones en 13 comunidades autónomas como un “voto adelantado por el cambio político en España”, un segundo paso “y más contundente” en la estrategia de la formación. Los candidatos acudirán ya con la marca Podemos, aunque se deja abierta la posibilidad de que ­se decida por “voto abierto si se concurre con marca propia o enmarcados en agrupaciones diversas”.
“Claro que nos pueden engañar, las garantías pertenecen a otro orden de la realidad”, dice César Rendueles
Sobre las posibilidades de realizar cambios de calado desde el ámbito municipal y autonómico, Mayoral recuerda el fracaso de la ley antidesahucios de IU en Andalucía, después de que el Tribunal Constitucional suspendiera sus aspectos más novedosos. “Con una sola palanca no es suficiente. No hay una palanca mágica. Y no hay que olvidarlo: hay sectores oligárquicos incrustados en el aparato del Estado que van a defender sus intereses. Y son excepcionalmente poderosos”, dice.
Para Pablo Carmona lo importante es entender “que no sólo gobiernan los políticos; en el neoliberalismo las fuerzas económicas participan en igualdad de condiciones en el ámbito político”.
Esta falta de soberanía es especialmente grave en el tema del endeudamiento, empezando por el ­artículo 135 de la Constitución, “impuesto por la troika”, recuerda Carmona, “que obliga en cadena hacia abajo a todas las administraciones públicas a cumplir unos requisitos de deuda”. Aunque ya son muchos los municipios que han iniciado auditorías ciudadanas y han declarado ilegítima parte de su deuda, como Badalona o Morón de la Frontera, en ningún caso se ha ido más allá de una resolución, se lamenta Guiomar Morales, de la PACD.

Noviembre de 2015

Si no hay adelanto electoral –La Gaceta jura y perjura que escuchó decir a Soraya Sáenz de Santamaría que “si esto sigue así, no llegamos ni a mayo”–, se abren dos grandes escenarios.
Escenario I. Tal como proponía Felipe González, el PP y el PSOE pactan “para sacar el país adelante”. Así también lo sugería entre líneas el editorial de El País el 2 de noviembre, día del sorpasso: “El futuro no está escrito, pero hay que prepararse para un posible escenario de gobiernos de más de un partido, también al frente del Estado”. Un pacto del bipartidismo que fuentes de Podemos no ven con malos ojos: haría más evidente todavía las similitudes entre las dos formaciones y su alianza con la élite económica.
Escenario II. Podemos gana las elecciones generales y Pablo Iglesias jura sobre la Constitución como nuevo presidente, una vez más con la fórmula utilizada en las europeas: “Hasta que los ciudadanos la cambien ­para recuperar la soberanía”. ¿Y después qué? ¿Se puede aplicar el programa de la PAH y las mareas en el contexto de la Unión Europea y la economía neoliberal?
Rafael Mayoral no muestra dudas al respecto de las demandas del movimiento por la vivienda: “Cualquier Gobierno podría hacerlo en el marco legal existente con algunas modificaciones legislativas. Ahora, que nadie piense que eso se va a hacer sólo con un decreto. Llegado el momento, o el movimiento popular está ahí para sostener esas medidas o esas medidas no se van a sostener. Los sectores depredadores se van a resistir”. Por su parte, el sociólogo Íñigo Errejón, de la promotora de Podemos, afirma a Diagonal que la influencia de los movimientos en un futuro gobierno de “unidad popular” tendería a ser limitada, ya que en su opinión “están instalados en una cultura de la resistencia que no les obliga a mancharse con la discusión concreta de cómo se harían las cosas”.
Podemos condiciona la capacidad transformadora que pueda tener un teórico Gobierno de Iglesias a lo que ocurra con la reestructuración de la deuda
En los mismos documentos de Podemos se condiciona la capacidad transformadora que pueda tener un teórico Gobierno de Iglesias a lo que ocurra con la reestructuración de la deuda. En un escenario en el que España consiga negociar con éxito con los acreedores se podrían transferir recursos hacia las necesidades básicas de la población, dice el documento sobre la deuda aprobado en el congreso de Podemos. En el caso de que primen en esta reestructuración los intereses de los acreedores frente a los deudores –como ocurrió en el caso griego–, tal como reconocen en el mismo texto, no se resolvería el problema de la deuda, sino que se alargaría en el tiempo, condenando a la economía española a una “situación de dependencia y subdesarrollo”.
“Yo entiendo lo que se quiere decir, a mí también me aterra la posibilidad de haber estado apoyando un nuevo PSOE. Claro que Pablo Iglesias se puede convertir en un nuevo Felipe González –dice César Rendueles–. Me aterra apoyar un ‘quítate tú para ponerme yo’. Pero también me aterra la idea de lo contrario, que me dé miedo que dentro de 20 años tenga cara de idiota, como la que se le quedó a la gente que votó al PSOE en el 82. Joder, eso es un tema muy narcisista, de lo que tienes miedo no es a ser feo ahora, sino a ser feo dentro de 20 años. ¿Que existen riesgos? ¿Que puede fracasar? Claro que se puede fracasar, claro que nos pueden engañar, las garantías pertenecen a otro orden de la realidad”. Rendueles comparte la idea del papel fundamental de los movimientos sociales como “vigilantes”, pero insiste en que es un trabajo por hacer: “Tenemos que tener claro que partimos de un entorno sociológico completamente devastado. Eso ha sido el neoliberalismo, devastación sociológica”.
"Claro que se puede fracasar, claro que nos pueden engañar, las garantías pertenecen a otro orden de la realidad", dice Rendueles
Para Carmona, la única garantía posible son los métodos democráticos, la transparencia y la posibilidad de revocar los mandatos y las leyes: “Todas las candidaturas nuevas, o no tan nuevas, como las CUP, cuentan con un código ético que contempla la limitación de sueldos, de mandato, la posibilidad de revocar los cargos, toda una serie de mecanismos que parten de la base de que los que están allá no lo harán bien por una virtud moral, sino porque las formas de hacer política se transformen”.
Gala Pin, de Guanyem, se muestra optimista: “Aquí hay un imaginario colectivo que lo que está diciendo es que estamos ante un cambio de época y que ese cambio de época ya no lo van a protagonizar ellos, sino que lo vamos a protagonizar nosotros”.

Qué es ganar para el feminismo

Para la activista feminista Nieves Salobral, la primera medida que debería llevar a cabo un “gobierno de transformación” en la temática de igualdad es el reconocimiento del“trabajo de cuidados como sostenedor de la vida y, por tanto, elemento fundamental de la economía”. Un reconocimiento que debería estar acompañado de “medidas reales de redistribución sexual y de creación de espacios y estructuras dignos para colectivizar los cuidados (escuelas diversas, espacios dignos y diversos de atención a mayores, comedores colectivos dignos...)”. Y a la vez, por supuesto, el aborto libre y gratuito en la sanidad pública y fuera del Código Penal.

Fiscalización y presión desde abajo

Para Guiomar Morales, de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda, una de la misiones de los movimientos es impulsar la fiscalización ciudadana de las cuentas y la deuda, en los ayuntamientos y en todas las instituciones. Aunque reconoce que es una tarea mucho más sencilla en municipios, donde las cuentas o los propios concejales son más accesibles. Los Observatorios Ciudadanos Municipales y las iniciativas participativas para fiscalizar la deuda ilegítima de los ayuntamientos son dos ejemplos de cómo se puede concretar esa presión desde abajo. “Las cosas se consiguen cuando hay una mayoría social que las apoya y que las avala y las legitima. Cuanta más gente defienda el no pago de la deuda será más fácil que haya un partido político que realmente se atreva a ejecutarlo”, concluye Morales.

La PAH difunde su programa

La PAH prepara un documento con medidas detalladas para garantizar el acceso al derecho a la vivienda, tal y como acordó el movimiento antidesahucios y por la vivienda digna en su último encuentro estatal celebrado el 1 de noviembre en San Fernando de Henares (Madrid). La propuesta estará enmarcada en la campaña ‘Compromiso con la ciudadanía, compromiso con la PAH’, y está dirigida a informar a la ciudadanía de las medidas que defiende la PAH. Los primeros borradores contemplan medidas para poner en uso las viviendas vacías de los bancos (incluida su expropiación), la garantía de realojo en caso de desahucio, o la protección de los inquilinos, además de las medidas defendidas tradicionalmente por la PAH, como la dación en pago retroactiva.

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