Educación y Animación Sociocultural

El Caso Pablo. Asumir que los procesos educativos se encuentran íntimamente vinculados a los procesos culturales y sociales supone concebir la educación en un sentido abierto, global y permanente, como una acción, no sólo encaminada al desarrollo y promoción personal, sino también a la transformación cultural y social.

Desde este enfoque adquiere sentido plantearse las posibles conexiones entre los dos términos enunciados.



Numerosos autores han analizado las relaciones existentes entre educación y Animación Sociocultural y es difícil encontrar uno solo que no haga referencia al carácter educativo que presenta la misma.

Así se expresa Merino (1997), que considera a los programas de Animación como un factor de desarrollo de la tarea educativa dentro de un concepto dinámico, comprometido e integral de educación.

Similar criterio sostiene Úcar (1992), para quien la Animación Sociocultural es una práctica educativa global, esto es, afecta a todas las facetas de la persona y a las del grupo social, por lo que su adscripción al ámbito de la educación es evidente.

Por su parte, Quintana (1993) anota que sin ser educación, en el sentido técnico y propio de la palabra, también educa, contribuye a la educación; es, pues, una instancia educativa, lo que justifica el interés por este campo por parte de la Pedagogía Social. El citado autor, dado que los animadores proyectan la perspectiva de una sociedad educativa, sitúa a la Animación Sociocultural dentro del marco de la Educación Permanente y la relaciona con determinadas formas no instructivas de la Educación de Adultos.

En suma, podemos indicar que la Animación Sociocultural es educativa en cuanto aspira a un determinado modelo de sociedad y pone los medios para caminar hacia su transformación estructural mediante el perfeccionamiento de las personas y el cambio de sus mentalidades, valores y actitudes en función de un determinado modelo del hombre.

Cabe apuntar que educación y Animación son dos nociones no totalmente equiparables, al tener extensiones semánticas desiguales. Sin menoscabo para ninguno de los dos conceptos, es justo reconocer que el de educación hace referencia a un universo mucho más amplio, diverso y heterogéneo. No obstante, su idiosincrasia educativa, según Trilla (1993), se pone de relieve, entre otras, por las siguientes razones:

  • Sus raíces y tradición. El origen de la Animación Sociocultural se sitúa claramente en la Educación Popular y en la Educación de Adultos.

  • El concepto extensivo de educación. El proceso educativo es un proceso abierto en el que el ser humano se realiza en el seno de estructuras sociales, culturales y económicas.

  • Coincidencia de finalidades. La mayor parte de los fines que persigue la Animación Sociocultural son educativos u ostentan un marcado acento educativo.

  • Amplitud de los procesos educativos. Hoy día se ha impuesto el concepto de educación permanente que amplia de forma manifiesta el universo educativo.

  • Su vertiente como práctica educativa. Este supuesto es verdadero cuando un proyecto de Animación genera cambios de actitudes, asimilación de valores, incorporación de hábitos y aprendizajes encaminados a la perfección de la persona. Si estos propósitos no figuran en la intervención socioeducativa programada, no podrá considerarse educativa, aunque es difícil encontrar proyectos serios que no incluyan alguno de estos objetivos.

La Animación Sociocultural, por su carácter intencional, consciente y al perseguir unas metas muy claras de promoción humana y social, se enmarca en la modalidad de la educación no formal. Esto supone que sus manifestaciones prácticas deben estar sistemáticamente organizadas, partir de unos fines y plantear unos objetivos definidos, articular actividades y recursos, fijar medios, plazos y sistemas de evaluación para poder detectar posibles logros y deficiencias, a fin de tomar las decisiones oportunas de mejora.

No debe considerarse, por lo tanto, como una variante de la asistencia social, ni centrarse en la proliferación de actividades, cayendo en un activismo con escaso sentido, pues éstas se consideran medios y no fines en sí mismas.

Fuente: Manual de la asignatura “Programas de Animación Sociocultural” de la UNED.

Tema 3 Elementos que configuran la ASC. Mª Luisa Sarrate Capdevila.

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